K PRODUCCIONES

Presenta

Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini

Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini

Los poderes judicial y político se reúnen la noche siguiente a la muerte de Pasolini para acordar con el presunto asesino su confesión. El acuerdo tácito entre las partes pone en evidencia el interés por no desvelar la identidad de los verdaderos culpables. 

En una elipsis cinematográfica, la pieza se remonta a las vivencias de Pasolini en el campo y va desgranando los acontecimientos más importantes de su vida: la expulsión del Partido Comunista, el exilio en Roma, su atracción hacia los jóvenes, la lucha contra los jueces, la ruptura del amor, la amargura de sentirse un hombre en contra… 

Un recorrido en el que no falta la pulsión creadora del protagonista, certificada por momentos en los que Pasolini dibuja formas poéticas, reflexiones sobre la existencia, imágenes y visiones del mundo actual. Al final de la obra Pasolini vuelve al principio, a la naturaleza abierta de la playa, al encuentro con la sensualidad… a la brusquedad de un final violento. 

Prensa

Uno de los más sencillos e intensos trabajos actorales de la temporada… El trabajo más completo de un director fiel al teatro puro de actores… La sencillez y la fuerza de esta puesta en escena son ejemplares. Vibrante trabajo actoral.

… un trabajo de sobria belleza poética, con una estupenda puesta en escena de una gran obra, encarnada por un notable elenco de actores que dieron vida brillantemente a uno de los artistas más apasionantes de la segunda mitad del siglo XX...

… un espectáculo íntimo y estremecedor...

Una escenografía limpia, delicada por su barroca simplicidad y centralizada sobre palés, que permiten el fantástico juego del teatro dentro del teatro: lo que ves es lo que hay, para qué más. Así es el teatro de la palabra (no al gesto y al grito) que quería Pasolini. Oportuno ambiente fortalecido por un diseño de luces minucioso, detallista y cuidado con la extrema intención de crear espacios y situaciones. Como un documental en blanco y negro.

El elenco que ha citado Cerdá es acertado. Nos quedamos con el excelente trabajo de Alberto de Miguel y Alfonso Torregrosa, sin olvidar a Iñaki Font.

Una vez más, el teatro para el género documental y sirve bien. Dentro de una representación neutra y distanciada dirigida por Roberto Cerdá, con la intención de resaltar solamente el “caso” … destaca naturalmente Adolfo Fernández …

Intimidad y delicadeza. Entra en la penumbra de quien pagó muy cara su diferencia. Roberto Cerdá descubre el teatro en esencia, dirigiendo un montaje inolvidable.

… Una escena minimalista y un buen trabajo de dirección de actores convierten esta propuesta en una pieza de auténtico lujo.

..una obra magistral de K Producciones…

La dirección de Roberto Cerdá es sobria y limpia, evitando lo superfluo a favor de lo esencial. Los actores responden con seguridad a las exigencias de la obra, dando una gran credibilidad y verdad a sus papeles. Adolfo Fernández, como Pasolini, se muestra como un actor hondo y sensible, con momentos de extremada delicadeza en la encarnación del personaje. Una amarga historia la ofrecida, pero con un muy feliz resultado dramático.

Es un texto aparentemente aséptico, muy emocional, que la dirección ha intentado asegurar frente a todos los demás elementos, controlando las interpretaciones, lo que le da una buena oportunidad a Adolfo Fernández de mostrar todas sus capacidades sin necesidad de derrochar energía, buscando un tono que sintetice la lucidez y decisión de actuar del personaje con la fragilidad. El resto del reparto arropa en el mismo registro interpretativo al personaje central.

Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini es una obra de aliento poético. La escritura de Azama está más cerca del poema dramático que de la biografía, del lirismo que del drama.
Rafael Rojas (Dávoli) consigue una naturalidad de expresión que se aproxima, sin imitarlo, a la que su personaje da en la pantalla grande, e Iñaki Font (Pelosi) es un actor joven que parece muy cómodo en su propia piel y, por tanto, en la de su personaje. Adolfo Fernández hace un Pasolini contenido, físicamente muy diferente del real pero perfectamente posible. Pero la interpretación de mayor mérito es probablemente la de Alfonso Torregrosa, que se multiplica con exactitud en tres personajes poco agradecidos.
Cerdá ha elaborado una puesta en escena limpia y bien dibujada.

Vuelven los tiempos de comprometerse.

El montaje es sintético, expone los acontecimientos fundamentales de la vida del escritor y cineasta con dos perspectivas, la constante lucha contra los poderes varios y el fin trágico de su vida. La obra expone con claridad la dimensión del padecer del artista y no renuncia al sentido del humor tan peculiar y sangrante que nace del dolor.

Azama sabe trasladar al drama los aspectos esenciales de Pasolini, universalizando la trágica parábola de su existencia. Con sencillez de lenguaje, cala en la médula dramática del autor y su funesto fin. Roberto Cerdá realiza una puesta en escena sobria y elegante acorde con el espíritu de la obra. Adolfo Fernández encarna a Pasolini con naturalidad y efectividad. Alberto de Miguel, Alfonso Torregrosa y Pedro Cebrino prestan siniestra voz a la clase judicial y política. Rafael Rojas interpreta dulcemente al último novio de Pasolini; e Iñaki Font al convulso ángel exterminador que acabó con su vida. Los actores fueron muy aplaudidos por un público entregado que en algunos casos acababa de descubrir la personalidad del cada vez más vigente Pasolini. Otro mérito de este buen montaje.

Azama, en vez de seguir la senda un tanto “estandarizada” del devenir anecdótico de Pasolini, se ha basado en sus obras para escribir su texto. Y el resultado no ha podido ser más fructífero y más transgresor. Roberto Cerdá también ha hecho caso omiso de los tópicos al uso sobre Pasolini. Entre sus muchos aciertos, como el de, sobre todo, poder de relieve la honda e implacable soledad de Pasolini, cabe destacar que, fiel a la verdad, no ha caído en la facilona tentación de presentarnos a un Pasolini con “pluma” y que, yendo todavía más allá, nos lo presenta jugando cínica, premeditadamente, al afectado juego de requiebros que se supone son propios entre homosexuales.

Por su parte, Adolfo Fernández borda el dificilísimo papel del gran artista italiano consiguiendo un eficaz y emocionante equilibrio entre su “vis a vis” con jueces y fiscales y su “vis a vis” con su corazón, y otro tanto puede decirse de su gran amor, Rafael Rojas (Ninetto Davoli) y de los demás actores de esta puesta en escena que pone a Pasolini en el lugar que le corresponde. En el más alto.

… realizada sobre un bellísimo y breve texto, crecido por obra y gracia de una acertada dirección y una perfecta interpretación.

Tiene un final estremecedor este hermoso, poético, arriesgado y sencillo espectáculo teatral que ha dirigido magníficamente Roberto Cerdá. Un final brutal … que cala como una fina lluvia de gotas de sangre sobre el espectador, que ha asistido durante toda la representación a una especie de auto sacramental escénico, elegantemente desarrollado de principio a fin, que incluye una vez más la muerte de un cordero expiatorio: un hombre que intentó vivir su condición de hombre, perdido en el mundo, con la mayor honestidad posible.

Adolfo Fernández, muy bien arropado por todos los intérpretes y por la música en directo de una guitarra, se emociona hasta la médula, y esa emoción se contagia y apresa al público.

INFORMACIÓN

REPARTO:

Alberto de Miguel
Pedro Cebrino
Adolfo Fernández
Iñaki Font
Ramón Ibarra
Rafael Rojas
 

AUTOR:

Michel Azama

ADAPTACIÓN:

Roberto Cerdá

DIRECCIÓN, ESCENOGRAFÍA E ILUMINACIÓN:

Roberto Cerdá

SONIDO:

Eduardo Blanco

FOTOGRAFÍAS:

Teresa Isasi

PRODUCCIÓN:

Cristina Elso

DISTRIBUCIÓN:

Charo Fernández Insausti

UNA PRODUCCIÓN DE:

K Producciones

ESTRENO:

06/02/2003 – Teatro Pradillo, Madrid.

OTRAS PRODUCCIONES